En memoria de Peter Hand: El plan detrás del monitoreo del CO2

Peter Hand, un experto en electrónica, ayudó a desarrollar el sistema de monitoreo de CO2 original que estableció el estándar para el cumplimiento y las soluciones de firmware personalizadas.


In Memory of Peter Hand: The Blueprint Behind CO2 Monitoring

Donde comenzó la misión

El origen del monitoreo de CO2 se remonta a Nevada, un estado con algunos de los estándares de cumplimiento de CO2 más estrictos del país. Tras instalar varios monitores de CO2 existentes, Ronald Longley, actual presidente de la empresa, se dio cuenta rápidamente de que los sistemas disponibles en el mercado no eran lo suficientemente intuitivos para satisfacer las necesidades de las obras reales. Sin formación en electrónica, pero con sólidos conocimientos de construcción y resolución de problemas, Ronald decidió desarrollar una solución él mismo.

Esa búsqueda lo condujo a Peter Hand, un experto en electrónica con una mente innovadora y talento para resolver problemas complejos. Lo que comenzó como la frustración de un contratista se convirtió rápidamente en una misión: diseñar un sistema de monitoreo de CO2 que cumpliera con la normativa y fuera viable en la práctica.

El improbable arquitecto detrás del código

Peter era un experto inglés en electrónica con fama de tener que estar interesado en un proyecto antes de aceptarlo. No tenía un negocio formal ni una tienda física, y no consideraba su trabajo una profesión, solo una afición en la que destacaba. Ronald y Peter comenzaron a colaborar en un nuevo tipo de monitor de CO2. Trabajando en sus respectivas casas, diseñaron un dispositivo completamente nuevo, capaz de hacer lo que los demás no podían.

Peter insistió en escribir el firmware en un lenguaje de programación llamado Assembly, un software fundamental que rara vez se programa hoy en día y que ofrece un control total sobre el hardware, lo que lo hace extremadamente confiable si se hace correctamente. Peter trabajó con absoluto control y precisión. Todo lo que aportó surgió por interés, no por obligación: un nivel de compromiso excepcional que definió su función desde el principio.

El trabajo fue lento pero meticuloso: se desarrollaron logotipos y la marca, se imprimieron pegatinas, se construyeron las primeras carcasas internamente a partir de piezas genéricas y cada unidad se ensambló a mano. La primera serie de 126 monitores tardó seis meses en completarse. Si bien fue solo la primera iteración, fue suficiente para impulsar el proyecto. A medida que crecía la demanda, Ronald incorporó a Peter como empleado a tiempo completo. Aparecía todos los días, no por obligación, sino porque realmente le importaba el trabajo. El monitoreo de CO2 se convirtió en algo más que un proyecto para Peter. Se convirtió en su hogar. Ayudó a fabricar luces estroboscópicas de bocina, revisó los diseños de los circuitos y respondió a los desafíos con soluciones creativas, a veces poco convencionales.

Peter era una persona talentosa. Con memoria fotográfica, podía recordar líneas de código exactas con facilidad. También era un bajista talentoso que tocaba con la banda The Vegas Cats, capaz de escuchar una canción una vez, saber tocarla al instante y recordarla para siempre. Era reservado y particular, pero quienes trabajaron con él llegaron a apreciar sus peculiaridades y admirar su genio. Su fallecimiento marcó el fin de una era crucial para la monitorización del CO2. Su firmware, escrito en ensamblador, aún funciona en nuestros monitores.

Peter nunca se propuso formar parte de una empresa, pero sin él, no existiría. Su inteligencia y pasión ayudaron a orientar la visión de la empresa y a sentar las bases del Monitoreo de CO2.


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